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viernes, 21 de diciembre de 2012

Adesenarios, Adiaforistas, Adopcianos, Adrianistas.

     ADESENARIOS. Nombre formado por Prateolus del verbo latino adesse, estar presente, y empleado para y empleado para designar los herejes del siglo XVI que reconocían la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, pero en un sentido diferente del de los católicos.
     Estos herejes se conocen mas bien bajo el nombre de empanadores. Su secta se dividía en cuatro ramas, unos sostenían que el cuerpo de Jesucristo está en el pan, otros alrededor, otros sobre él, y los últimos debajo.

     ADIAFORISTAS. nombre formado del griego, adiáforos, indiferente. Se dió este título en el siglo XVI a los luteranos moderados, que se adhirieron a las opiniones de Melanchthon, cuyo carácter pacífico no se acomodaba al carácter violento de Lutero. Por consiguiente, el año de l548, se llamaron asi a los que suscribieron al interim que el emperador Cárlos V hizo publicar en la dieta de Ausburgo. 
     Esta diversidad de opiniones entre los luteranos, causó entre sus doctores una disputa violenta; se trataba de saber: 1° Si es permitido el ceder algo a los enemigos de la verdad, en las cosas puramente indiferentes y que no interesan esencialmente a la religión. 2° Si las cosas que Melanchthon y sus partidarios juzgaban indiferentes lo eran en realidad. Estos disputadores, que llamaban enemigos de la verdad a todos los que no pensaban como ellos, tenían buen cuidado en no confesar que las opiniones o los ritos a que se habían adherido eran indiferentes en el fondo de la religión.

     ADOPCIANOS. Herejes del siglo VIII que pretendían que Jesucristo, en cuanto hombre, no era hijo propio o natural de Dios, sino solo su hijo adoptivo. Era renovar el misino error de Nestorio.
     Esta secta se levantó bajo el imperio de Carlo Magno, hacia el año 778. Con este motivo Elipando, arzobispo de Toledo, consultó a Félix, obispo de Urgel, acerca de la filiación de Jesucristo, y este obispo le contestó, que, en cuanto Dios, era verdadera y propiamente Hijo de Dios, engendrado naturalmente por el Padre; pero que Jesucristo en cuanto hombre o hijo de María, no lo era sino adoptivo de Dios; decisión a que suscribió Elipando. El papa Adriano, advertido de este error, le condenó en una carta dogmática dirigida a los obispos de España.
     Se tuvo un concilio en Narbona en 791; en el que se discutió la causa de los dos obispos españoles, pero no se decidió nada. Félix se retractó, y después volvió a sus errores; Elipando por su parte, habiendo enviado a Carlo Magno una profesion de fe que no era ortodoxa, hizo reunir este príncipe un concilio numeroso en Francfort en 794, en el que se condenó la doctrina de Félix y Elipando, lo mismo que en el de Forli del año 795, y poco tiempo después en el concilio celebrado en Roma, bajo el pontificado de León III.
     Félix de Urgel pasó su vida en una alternativa continua de abjuraciones y recaídas, y la terminó en la herejía; lo mismo sucedió con Elipando.
     Geoflroi de Claraval imputa el mismo error a Gilberto de la Poirée; Escoto y Durando parece no estar muy distantes de esta opinión, que parece venir a recaer en la de Nestorio.
     El error de que hablamos, fue refutado con buen éxito por S. Paulino, patriarca de Aquilea y por Alcuino. En la vida que Madrissi ha dado del primero, ha discutido muchos hechos concernientes a Elipando y Félix de Urgel, que antes no fueron suficientemente ilustrados. Histoire de l'Eglise gallic. t. 5, año 797, 799.
 
     ADRIANISTAS. Teodoreto pone á los adrianistas en el número de los herejes, que traen su origen de la secta de Simón el Mago; pero ningún otro autor habla de esto. Teodoreto , libro 1° de las Fábulas heréticas, c. 1.
     Los sectarios de Adriano Hanestudius, uno de los innovadores del siglo XVI, se llamaron también así. Enseñó primero en la Zelandia, y después en Inglaterra, que era cada uno libre de conservar a los niños por espacio de algunos años sin conferirles el bautismo; que Jesucristo habia sido formado de la semilla de la mujer, y que no habia fundado la religión cristiana sino por motivos particulares. Además de estos errores y algunos otros llenos de blasfemias, suscribía a todos los de los anabaptistas. Praléol, Sponde, Lindan.

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