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viernes, 10 de mayo de 2013

CATECISMO PARA TRADICIONALISTAS DESORIENTADOS (8)

Por Mons. José F. Urbina Aznar
 
52.- ¿CUÁNDO COMENZARON LOS CAMBIOS HACIA LA HEREJIA PROGRESISTA, SURGE LA PRIMERA REACCION TRADICIONALISTA?
     Después de la muerte del Papa Pío XII, sube al Trono de San Pedro Juan XXIII. Inmediatamente, cautamente, comienzan los cambios, muchos de los cuales, no pueden ser detectados por el pueblo. 
     Se comienzan a eliminar del calendario las primeras fiestas: la Cátedra de San Pedro en Roma, San Vidal, Invención de la santa Cruz, San Juan ante la Puerta Latina, aparición de San Miguel Arcángel, San León II, papa, San Anacleto, papa, San Pedro ad vincula, Invención de San Esteban. Se reducen a simples conmemoraciones otras fiestas como Nuestra Señora del Carmen, los Dolores de la Virgen, la impresión de las llagas de San Francisco, y otras más.
     Indudablemente, eran las primeras gotas de agua que se observan en las rajaduras del muro de una presa que va a romperse. Comienza la Revolución. Se mete las manos por todos lados para revolver, y se anuncia el Concilio que ha de ser el detonante indispensable para destruir a la Iglesia, mientras las huestes infiltradas por todos lados, bien ubicadas, esperan la señal para dar la media vuelta, arrancarse las máscaras y comenzar a marchar en dirección opuesta pisoteando todo a su paso. ¡Había subido al Trono de San Pedro el Papa bueno!, orquesta toda la prensa internacional. Pero de lejos olía a camello. Muy poca desconfianza hubo hasta entonces. Muy poco trascendió que algunos comentaban que Juan XXIII pertenecía al Priorato de Sión. La actitud general era más bien expectante.
     Dicen que Pío XII conociendo lo que se avecinaba, preparó documentos para un concilio que le exigían, documentos que fueron desechados .
     La obra que ese "papa bueno" no pudo concluir, la continuó el nefando Papa Montini. A él le tocó destruir la Misa y los Sacramentos. El se quitó la Tiara en una ceremonia, es decir, que se descoronó, y la mandó para ser subastada a Nueva York y terminó el Concilio Vaticano II que sería el Caballo de Troya para introducir en su nombre la Revolución en la Iglesia.
     Cuando Paulo VI muere, la Iglesia se había roto en dos anillos como los altos iluminados de la Masonería habían anunciado desde el siglo pasado: el anillo de los progresistas, y el anillo de los retrógrados, llamados tradicionalistas.
     El pontificado de Juan XXIII fue de expectación, pero el de Paulo VI, a la vista de tan increíbles cambios, fue de protestas constantes. Había que defender los Sacramentos, la Misa, la Tradición, la Doctrina que amenazaban desaparecer.
     Era el momento de actuar. De captar y dirigir o nulificar, si era posible, todas aquellas protestas que aumentaban todo el tiempo sin medida.
     La fruta estaba madura. Por primera vez en la historia, se anuncia el advenimiento de un Gobierno Mundial necesario y salvador. Así lo dice Paulo VI en la sede de las Naciones Unidas durante su famoso viaje. Comienza el movimiento de liberación femenina para abismar a la mujer en la corrupción, se introduce el rock, en las mentes de la juventud, se fundan las primeras iglesias satánicas. Una acción concertada, como nunca la historia había visto.

53.- ¿COMO FUE CAPTADA, DIRIGIDA O NULIFICADA TODA LA ACCION Y LAS PROTESTAS TRADICIONALISTAS?.
     Era indudable que todos los tradicionalistas, nunca aceptarían la Nueva Misa y los nuevos Sacramentos. Ellos defenderían la Doctrina y la Tradición. Era inútil tratar de convencerlos para que aceptaran los nuevos ritos y las nuevas doctrinas que se habían puesto en circulación. Era necesario, pues, crear un movimiento "rebelde". De esto se encargaría toda la prensa mundial. De la celebración de una simple Misa de San Pío V en el momento en que ya se había implantado la Nueva Misa, comienza una impresionante orquestación internacional. Un hecho que pudo haber pasado inadvertido hasta en el pueblo vecino, y que la prensa pudo menospreciar por su ridicula importancia, fue el detonante. Había que adelantarse a los acontecimientos y no permitir que otros tomaran la bandera de la "defensa de la Iglesia" . Se habló incluso de que había ya surgido "el Atanasio" de nuestro siglo. Y como era natural, todos los tradicionalistas, fueron engañados.
     La estrategia era simple. Se les reuniría en centros de Misa, se les crearía incluso seminarios, se les administraría los Sacramentos y oirían la Doctrina tradicional, PERO, nunca se declararía que la Sede de San Pedro estaba vacante.
     No es extraño que se hayan creado incluso seminarios y para esto y para muchas otras cosas, fluiría mucho dinero y muchos recursos, pues si no se cuenta con sacerdotes muy bien preparados, ¿cómo se puede controlar al pueblo y cómo es posible llevar ese control a otras naciones?.
     Muchos fieles pensaron que en la conservación de la Misa y los Sacramentos estaba la esencia de la lucha, pero todo esto no era más que un engaño, en el que los tendrían vegetando hasta que se decretara el exterminio. Y el exterminio sería irremediable e inevitable. La explicación a esto, es muy sencilla. Jesucristo prometió que Su Iglesia sería indestructible y que las puertas del Infierno no podrían prevalecer contra ella. Por lo tanto, una organización fundada sobre los antipapas de Roma, no es la Iglesia, ni la Palabra de Cristo está comprometida para mantener este injerto.
     A treinta años de haber comenzado a funcionar estos grupos, ¿no se hace sumamente afectado que habiéndose multiplicado las herejías, las blasfemias a Dios y la demolición de la Iglesia, tan claras ya asta para los ignorantes, estos quieran seguir sosteniendo irracionalmente que los que se sientan en el Trono de San Pedro son verdaderamente papas?, ¿no se hace cada vez más evidente el engaño?.

54.- ¿TODOS LOS TRADICIONALISTAS PERMANECIERON CON ESOS GRUPOS?.
     Evidentemente que no. Muchos se dieron cuenta de que estos grupos "tradicionalistas" tenían tratos con el Vaticano, y comenzaron a desconfiar. Ilustrándose poco a poco en la doctrina que enseña que el papa que cae en la herejía deja de ser papa, comenzó a madurar una corriente y a formarse un movimiento por todo el mundo de fieles que declararon que la Sede de San Pedro estaba vacante. No se si esto se esperaba, pero el caso es que esto sucedió y era indispensable impedir, como antes se había hecho, que este cabo quedara suelto. Se levantaron algunos, adelantándose a los acontecimientos, y tomaron la bandera del sedevacantismo. Muchos fieles que habían abandonado sus anteriores grupos, de los que desconfiaban, sintieron al fin llegar a la Iglesia verdadera, pero fueron nuevamente engañados. Así como antes vieron que nunca habría una declaración de que la Sede papal estaba vacante, ahora en el sedevacantismo, nunca verían una elección papal. Porque se diría que aunque efectivamente era cierto que la Sede de San Pedro estaba vacante, era necesario esperar prudentemente mejores circunstancias, mejores tiempos, mayor número de obispos, sacerdotes y fieles, o incluso un milagro del Cielo. Pero esto resulta absolutamente tonto, ya que frente a una crisis que se agrava a cada momento, a la corrupción cada vez más profunda y a un poder mundial cada vez más arraigado, no se puede pensar más que en actuar con suma premura, mucho más, si es lo que la Iglesia ha mandado con claridad meridiana.
     Se ha dicho que algunas organizaciones sedevacantistas no actúan cumpliendo las consignas de los amos actuales del mundo. Que lo que desean simplemente es, manipulando a la Iglesia, obtener mayor control de gentes y poder. Si ellos pugnaran por la unidad y por la elección del papa, perderían el sentido sectario del sedevacantismo que manejan como un apéndice más que les da un mayor poder, ya que su clero y los fieles de ese clero, quedaría bajo la jurisdicción de otros que no son de los suyos. ¿Y esto qué importa?, lo mismo da que estén amarrados o sueltos del carro de la subversión. Nuestro Señor Jesucristo dijo que quien no está contra El, está con El. Lo mismo es, pues, que ellos obedezcan o no obedezcan consignas de los enemigos de la Iglesia. Porque colaboran con los enemigos, aún en diferentes trincheras.
     Pero debemos de poner esto en duda. Si ellos aumentan sus comunidades, ¿las aumentan para crecer el poder de la Iglesia construyendo sobre Pedro?, absolutamente no. ¿Les interesa que esos sacerdotes que con su dinero están formando por permanecer cismáticos, absuelvan inválidamente?, absolutamente no. Les interesa que el pueblo vea a uno de sotana egresado de un seminario. Por eso son tan católicos y fomentan las vocaciones. Las realidades sobrenaturales les tiene sin cuidado. La enseñanza de la Iglesia es cuestionable, adaptable a sus necesidades. Cuelan el camello y dejan el mosquito. Actúan como los fariseos que quieren cumplir la letra de la ley, porque condenan supuestas irregularidades en otros, lícitas y a veces obligatorias por la extrema necesidad, pero se escudan en esa necesidad para mantener el cisma y la acefalia, hasta que a ellos se les dé la gana. Son enemigos furiosos de la Iglesia, y hay que inscribirlos entre los enemigos internos de que hablaba San Pío X, pues no actúan fuera de la Iglesia, sino dentro de ella. La Iglesia, no ha tenido peores enemigos, porque con pretexto de amor por la Iglesia, la están destruyendo por dentro.
     Mientras tanto, el pueblo fiel, los pequeños en la Fe, si permanecen en esas comunidades, reciben piedras y escorpiones en vez de panes y peces, y si acaso pueden detectar el engaño, ¿a dónde pueden ir?, ¿qué hay más allá?, ¿dónde está la Iglesia?, ¿dónde se puede encontrar la ortodoxia?.

55.- ¿ENTONCES, DONDE ESTA LA IGLESIA?.
     Nuestro Señor Jesucristo le dijo a San Pedro: "...y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella" (Mat. XVI, 18) Nuestro Señor, declara con claridad indiscutible, que SU Iglesia está fundada sobre una roca. La roca de Pedro. Sobre una persona que está en ese momento designando próxima y directamente. Dios mismo extiende su Mano y le dice: tú y tus sucesores. Entonces, esta Iglesia, debe estar físicamente, socialmente edificada sobre el papa. No sobre la doctrina de que el papa debe gobernar a la Iglesia, sino sobre la misma persona, visible, gobernando al pueblo, dirigiéndose al pueblo de Dios, hablando la Voz de Dios, de quien es representante. Así fundamentada la Iglesia, no puede ser destruida, y Cristo ha comprometido su Palabra, pero no hay ningún compromiso para una construcción que no esté sobre esa Roca inconmovible. La parábola de los constructores es muy clara. Quien construyó sobre la arena, verá, viniendo los vientos que su casa es destruida.
     Entonces es muy claro que la verdadera Iglesia de Jesucristo está donde esté Pedro, o donde se camina a la elección cuando hay sede vacante. No hay más. La Iglesia ha sido muy clara ven esto. San Pío X y Pío XII enseñaron que en sede vacante, en la Iglesia no hay deber más sagrado y urgente que elegir papa, porque la Iglesia sin papa corre serio peligro, y los ya largos casi 55 años de sede vacante actual, han demostrado fehacientemente que esto es así.

56.- ¿HAY UN INTERES EN MANTENER A LA IGLESIA SIN LA CABEZA Y DIVIDIDA?.
     A principios de este siglo, Mons. E. Jouin, publicó el libro LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION que revelan los planes del judaismo para adueñarse del mundo y destruir a su principal enemigo: la Iglesia Católica. Los siguientes párrafos son harto reveladores para entender el interés en la división de la Iglesia: "Es suficiente dar a las masas el poder de gobernarse para que se conviertan inmediatamente en un tropel completamente desorganizado" (Pág. 44). "Es necesario fijarse en que el número de hombres con instintos perversos es mucho más grande que aquellos que tienen instintos nobles... Todo hombre tiene ansias de mando y de poder; a cada uno le gustaría ser un dictador... Y muy raros son aquellos que no consentirían sacrificar el bienestar de otros, por satisfacer sus ambiciones personales...", "...la fuerza de las masas es ciega, desprovista de razón y de discernimiento, porque tan pronto escucha a uno como a otros... Es suficiente dejarles que se gobiernen por sí un corto tiempo, para que todo se desorganice inmediatamente" (Págs. 184 y 185).
     Aún humanamente considerándolo, una sociedad que no tiene cabeza, corre velozmente a la destrucción.

57.- ¿Y CUAL ES LA SITUACION ACTUAL DE LOS TRADICIONALISTAS?.
     En general, mala. La podemos entender con varios ejemplos: Una ciudad, ha sido invadida por un rey enemigo y la ha saqueado, ha matado a muchos de sus habitantes y al rey con toda su corte. Sin embargo, algunos soldados han podido escapar y se han hecho fuertes en una pequeña ciudad vecina, desde la que pueden organizar la reconquista. Sin embargo, algunos principales entre ellos, se oponen radicalmente a elegir a un jefe. Dicen que las condiciones no son propicias, que no es prudente y que es necesario esperar más tiempo. ¿No es absolutamente lógico y claro que esos tales son agentes del rey enemigo que quieren impedir a como de lugar que los soldados se organicen y así puedan tomar nuevamente la ciudad saquedada?.
     ¿Quién se atrevería a defender a estos "cautos" y "prudentes" sin ser igualmente un traidor?.
     Si ha venido una gran tormenta y el capitan ha muerto, ¿es posible que con el pretexto de la tormenta los oficiales se nieguen a elegir un nuevo capitán que dirija el barco, por lo cual, cada oficial pone a los que los siguen a remar en todas direcciones y así vemos que aquel barco comienza a dar vueltas sin salir del mismo lugar?, ¿quién no diría que ése es un barco de imbéciles?.
     Si una fortaleza está siendo atacada por todas partes y el enemigo es muy poderoso, ¿se pensará que está defendiendo la fortaleza el que se pone a construir las paredes y los techos de las casas de los soldados que allí viven, en vez de sumarse a los compañeros que están defendiendo las puertas de la fortaleza?.
     ¿Es posible que en un escenario se representen tres obras distintas y que entre el público, repartidos desorganizadamente estén quienes atienden a alguna de esas obras?. Tendríamos entonces un público en el que desorganizadamente, unos lloran, otros gritan y los de más allá aplauden rabiosamente de pie. ¿No es esto ¡Dios santo!, un verdadero pandemónium?.
     ¿Puede haber una escuela sin director, un ejército sin general, un barco sin capitán, una nación sin presidente o sin rey, una empresa sin gerente, una Iglesia Católica sin papa?.
     Pues tenemos ahora que nuestros enemigos le han hecho creer al pueblo que la Iglesia puede estar desunida y que la Sede de Pedro puede estar vacía por la crisis que la Iglesia sufre, que es, precisamente cuando más se necesita la unidad y al papa.
     Y esto va a continuar hasta que el pueblo quiera seguir soportando a estos estafadores y se levante y exija el derecho que tiene de recibir los verdaderos Sacramentos y ser gobernados por el Colegio Apostólico así mismo como Jesucristo lo fundó, y de oír la Voz de Dios por Su representante el papa. No predico la sedición. Predico la unidad y predico la salvación de la Iglesia.
     Ha de continuar hasta que los sacerdotes, al mismo tiempo que ilustran al pueblo advierten a sus obispos que han de separarse de ellos si no están dispuestos a gobernar en la unidad con todos sus hermanos y bajo la autoridad del Sumo Pontífice, para que así se tenga la unidad jurídica, que es de derecho divino, y la Iglesia tenga a Pedro, la piedra invencible.
     Ha de continuar hasta que los obispos, olvidándose de sus conveniencias personales, se reúnan con los otros obispos para elegir al papa.
     Mientras tanto, ha de suceder lo que cuenta la historia de la primera Cruzada. Nadie quiso aceptar un jefe y se decía: las langostas no tienen jefe, y todas vuelan al mismo lugar. Dios nos ha de guiar. Y el resultado fue el fracaso, y la muerte por el hambre, por las enfermedades o por las masacres espantosas. Pocos pudieron regresar.
     ¿Puede considerarse que hay unidad, si de ésta se jactan al gunos grupos sectarios que pretenden luchar por la Iglesia considerándose los únicos y perfectos?, ¿no son más bien éstos un grupo cismático fortalecido enemigo de la unidad por ser excluyentes e inhibidores del triunfo que a Cristo le están arrancando de las manos?.
     ¿Qué jurisdicción y autoridad tienen?, ¿quién les ha dado alguna clase de poder?, porque fuera de Pedro, nadie lo tiene. Fuera de la Roca, nadie tiene ninguna potestad para gobernar a la Iglesia. Los obispos no pueden gobernar independientes. Esto es de derecho divino. Los sacerdotes no pueden ejercer sus funciones sacerdotales fuera de los obispos así reunidos. Y el pueblo fiel, no debe de ninguna manera acercarse a tales individuos, que ya podrán argumentar con muchas razones y lógicas humanas contra la aplicación severa de la Doctrina, y lo único que lograrán es alejarse aún más de la Iglesia y perder sus almas.
     Esta es una cosa muy seria por la cual, muchas cosas están en juego. ¡No podemos estar jugando a la Iglesita!, y mucho peor, servirnos de su ascendiente entre los hombres para manipular.

58.- ¿CUALES SON LOS MOTIVOS POR LOS CUALES LA IGLESIA TRADICIONALISTA NO SE HA UNIDO?.
     Después de la desgracia que propició el Concilio Vaticano II, anunciado desde el siglo pasado por los altos iniciados; del destierro de la Misa y la invalidación del Sacramento del Orden, lo cual ponía en peligro de desaparecer a la sucesión apostólica, un obispo, Mons. Thuc, consagró a ocho obispos con el fin principal de que esta sucesión no se perdiera. El Sacramento del Orden es esencial para la Iglesia, ya que de él depende la aplicación válida de la mayoría de los Sacramentos.
     No sé si en aquel momento se pensó en la esencialidad de reorganizar el Colegio Apostólico. La situación extremadamente aflictiva me hace suponer que más bien se actuó para salvar la sucesión, que era lo que urgía y no para la reintegración posterior. Se supone que ésta debía venir consecuentemente. A la luz de la Doctrina, no podía ser de otra manera. Los obispos tenían que saber esto.
     Desgraciadamente, esto no fue así. Fueron llegando los obispos y el pueblo estupefacto, desde un principio, presenció graves pleitos y división entre todos ellos. Pareciera que no estaban llamados a la unidad, sino que entraban a un campo de batalla en el que prevalecía el que más recursos tuviera para difamar al otro. Desde un principio se dividieron los campos y todos, se convirtieron en enemigos de todos los demás. El pueblo católico que tantas esperanzas tenía en la determinación de consagrar obispos, fue escandalizado muy gravemente. ¿Sería posible que desde un principio los lobos volarían presurosos para poder introducirse en el rebaño?, parece evidente, porque no se puede encontrar otra explicación lógica. Se llegó a ataques abiertos y descarados en los periódicos.
     Pero esto no fue todo. Algunos de los así consagrados para fortalecer a la más pura Tradición, comenzaron a cambiar de doctrina, y se llegó incluso a reconocer a los usurpadores del Vaticano, como verdaderos papas, aunque solamente papas materiales, decían, no formales. Evidentemente los enemigos se habían introducido. Del extremo tradicional, se daba un salto retorcido para regresar a la posición de quienes decían que esos del Vaticano eran papas, pero papas malos.
     Pero además, vinieron los trepadores, los buscadores de dignidades, de capas y mitras, que buscaban solamente un provecho personal. Los hubo también de los que avalándose en las necesidades de sus comunidades buscaban independencia y autonomía. Nadamás.
     ¿Sería acaso posible que desde el principio, igualmente que sucede antes cuando se crea la resistencia tradicionalista para controlarla, ahora al levantar la subversión el estandarte sedevacantista desde el principio logra la consagración episcopal de sus agentes, de tal forma que los verdaderos católicos cuando llegaron, encontraron un campo de batalla incomprensible?. Estos llegaron por providencia de Dios y porque además, es imposible humanamente cerrar herméticamente todas las puertas. ¿Pero qué podían hacer en un campo de batalla en el que todos a todos se disparan a matar?, ¿qué podían hacer los que a la vista de esta situación aceptaron las órdenes o el episcopado pasando sobre la letra de la ley lícitamente por la necesidad, para tratar de unificar a los buenos, cuando se blande sobre sus cabezas fariseicamente esas supuestas irregularidades?.
     ¿Podría hacerse algo para convencer a quienes construyen seminarios y comunidades mientras la Iglesia muere universalmente por la división y la acefalia?, ¿se les podría hacer abandonar sus obras tan queridas cimentadas sobre sus realizaciones místicas personales y sobre sus gustos e incalificable soberbia?, ¿podrían ser convencidos de renunciar al personalismo que nos está matando para dirigir toda su economía, recursos y potenciales hacia la unidad y humildemente diluirse entre las células del adolorido Cuerpo místico de Cristo para sanarlo y resucitarlo?, ¿podrían ser librados de la acción concertada e influencia de los que desde el interior de la fortaleza sedevacantista sujetan fuertemente todos los recursos vitales?, ¿quién podría convencerlos que la lucha es contra el Anticristo que hoy está en el Vaticano?, ¿quién puede librarlos de ese odio completamente frío, completamente calculado, completamente profundo que no se manifiesta exteriormente en ninguna forma, porque está cubierto por suaves gasas de amor a la Iglesia para mantenerlos inoperantes y fuera de la realidad?.
     La verdadera Iglesia, que milita hoy entre las filas del sedevacantismo, no ha podido unirse, porque se ha confundido la estrategia que debe seguirse en esta batalla cruel. Por la extrema necesidad imperante, se ha pensado retardar la unidad y la elección del santo padre, con una laxitud enervante que no tiene explicación ni sustentación de ninguna clase en la Doctrina. Pero por el otro lado, se transporta ese rigor implacable a la aplicación ciega de la letra de la ley canónica, en un momento en el que por la extrema necesidad, en muchos casos no puede ser aplicable, y esto se manifiesta como una muestra de ortodoxia pura. ¿No es esto una inversión completa de valores?, ¿no es esto poner los pies donde debe estar la cabeza, y la cabeza donde deben estar los pies?.

59.- ¿PERO EN ESTAS CIRCUNSTANCIAS AFLICTIVAS ES POSIBLE QUE LA IGLESIA ELIJA AL PAPA?.
     La Iglesia es una sociedad perfecta, jurídicamente perfecta que tiene siempre los medios para alcanzar su fin. Si así como dice el Concilio Vaticano I, el papa tendrá perpetuos sucesores, Dios quiere, entonces, que en la Iglesia haya perpetuos electores. Dada la imposibilidad de cumplir hoy, la ley papal para la elección del papa, esta cesa temporalmente y se convierte en letra muerta por lo cual no obliga a nadie. San Roberto Belarmino en CONTROVERSIAE, DE CLERICIS, 1.1, C.10, escribe: "...no hay duda: se tiene que, aceptar sin dificultad que la Iglesia siempre tiene y siempre tendrá, en cualquier situación, aún en las más difíciles y extraordinarias, medios válidos y lícitos para elegir un papa". Esta es una consecuencia de que la Iglesia es una sociedad perfecta. Y el Magisterio de la Iglesia, solamente enseña que Pedro siempre tendrá "perpetuos sucesores". Así se puede encontrar en los documentos del Concilio Vaticano I. Es una herejía afirmar la extinción en la Iglesia del poder de elegir al papa. Los que se niegan a elegir actualmente, precisamente por todos los motivos que exponen, son herejes además de cismáticos al ser incapaces para la unidad. Esquivar un gravísimo deber católico es apartarse de la Doctrina y caer en la herejía. Aquí no existe lugar para las objeciones de conciencia porque se está atentando contra la perpetuidad de la Iglesia.
     Tenemos también sobre el particular, el texto del Concilio de Roma, convocado en el año 1059 por el Papa Nicolás II que dice así: "Si el poder de los malos impide que la elección se haga en Roma, los cardenales-obispos reunidos con el clero y los seglares temerosos de Dios, aunque sean en corto número, tendrán derecho para elegir papa en el sitio que juzguen a propósito; y si el electo no puede ser entronizado en la Santa Sede, no por eso carecerá de la autoridad competente para gobernar a la Iglesia".

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