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jueves, 19 de septiembre de 2013

EL SACRILEGIO DEL CISMA (4)

Mons. José F. Urbina Aznar

EINSICHT JUZGA VICIOSAMENTE Y DIFAMA A LOS OBISPOS.
     Si está mal que los mismos obispos entre ellos se estén juzgando viciosamente y difamando, lo cual es muy lamentable y causa que contribuye a dilatar la unidad del Colegio Apostólico ¿qué se podrá decir de los laicos que como los que colaboran en la revista de marras armando historias y monumentos de difamación se dedican a esparcir a los cuatro puntos cardinales toda clase de especies contra los obispos? Si ellos al fin se unieran, indudablemente habría comenzado en ese momento la batalla que los enemigos de la Fe perderían con toda seguridad. Porque de Dios nadie se burla. Satanás, en este momento no tiene otro deseo más grande que detener la unidad e impedir la elección de Pedro que vendría, con la ayuda del Espíritu Santo a dirigir la lucha para llevarla al triunfo. Entonces, está muy claro lo que sus adláteres deben hacer. Conservar la división. Donde haya una llaga, amputar. Donde haya una raspadura, ulcerar. Donde haya un golpe, golpear furiosamente todas las veces que sea posible.
     Por la condena del Cardenal Mindzenty, Pío XII pronunció un discurso ante el pueblo de Roma el 20 de febrero de 1949, en el que dijo: "UNA NOTA CARACTERISTICA COMUN A LOS PERSEGUIDORES DE TODOS LOS TIEMPOS, consiste en que, no contentos con abatir a sus víctimas físicamente, quieren también HACERLAS DESPRECIABLES Y ODIOSAS A LA PATRIA Y A LA SOCIEDAD. ¿Quién no recuerda a los protomártires romanos, de quienes habla Tácito (cf. Ann. 15, 44), inmolados bajo Nerón y presentados como incendiarios, malhechores abominables y enemigos del género humano?. Los modernos perseguidores se muestran dóciles discípulos de aquella escuela tan poco gloriosa. Copian, por decirlo así, a sus maestros y modelos, si es que no les superan en la crudeza, hábiles como son en el arte de usar los más recientes progresos de la ciencia y de la técnica con la finalidad de dominar y someter a servidumbre al pueblo, de tal manera que en los tiempos pasados no se hubiera podido concebir".     Si los mismos obispos, o los sacerdotes se están acarreando sobre sus cabezas el castigo divino al tratarse sin la caridad preceptuada por el mismo Cristo y en base a rumores o a un completo desconocimiento de los casos particulares de todos y cada uno de los que han actuado en una horrenda situación de extremísima necesidad, ¿no se acarrean también y con mucha mayor razón la ira divina, todos esos laicos que metidos a teólogos o a directores de los caminos de la Iglesia, se dedican a fichar, a investigar, a difamar a los hombres que están ungidos con el Crisma del Espíritu Santo?. En vez de pugnar y de rogar a Dios por la unidad de todos ellos, contribuyen para alejarlos más. En vez de levantarse por el honor de Dios y Su triunfo contra los enemigos del nombre cristiano, meten las sucias manos y en apretadas falanges saltan con audacia, hacen alianzas con secretas sectas que se autoetiquetan defensoras de la ortodoxia y agitan la vizcosa mezcla de sus infundios embarrando a todos los que pueden estar a su alcance. Estos genios le han perdido el miedo a Dios y al Diablo. Y no está ya lejano el día, en el que la Iglesia unida, los arroje por el sumidero y cierre la tapa a fin de que sigan contaminando a quienes pertenecen a la patria del odio, pero no a los que forman la Ciudad de Dios.


¿PUEDE SER HERETICO UN MOVIMIENTO QUE PUGNA POR EL PAPA Y POR LA IGLESIA?
     Pues para el Dr. Wendland y para el Sr. Heller, sí es herético pugnar por el papa y por la Iglesia. El escribe que el "arrogante y neo-herético movimiento por el papa y la Iglesia", debería ser "un movimiento por Cristo y la Iglesia, en extremo modesto y humilde".
     ¡Qué confusión más terrible!. ¿Qué es, entonces, la Iglesia para los de la revista EINSICHT?. ¿No saben que donde está Pedro, allí mismo está la Iglesia?, ¿no saben que la Iglesia está en el obispo, como el obispo está en la Iglesia?, ¿no saben que al desechar a la jerarquía y lanzar a los fieles a una supuesta comunicación con Cristo están predicando la más completa desintegración de la Iglesia, es decir su completa desaparición por cuanto socialmente se divide en infinitas partes y por cuanto la Doctrina se corrompe pronto si no cuenta con la dirección del magisterio vivo infalible asistido por el Espíritu Santo?, ¿no saben que donde no está Pedro, NO PUEDE ESTAR LA IGLESIA?.
     ¡Claro que todo esto lo saben!. Saben que el crecimiento y el desarrollo del Cuerpo místico de Cristo, viene de la cabeza. Saben que el Espíritu Santo, que es en la Iglesia lo que el alma sería en el cuerpo de los hombres, vivifica principalmente a la cabeza, porque ella es la que dirige. Saben que la concordia es convenir en uno solo, que el hombre pacífico tiende a unirse, que la caridad es unitiva, y que es la reina y la señora de otras virtudes. Que la Iglesia es la unidad perfecta, que hace toda ella la misma obra, así como las Personas de la santísima Trinidad hacen la misma obra, por lo cual, Cristo preceptuó que todos fueran uno, porque es la obra de Dios. Que la Iglesia es una sociedad visible que es puente para las cosas invisibles. Y que las ovejas de Cristo están dentro de la Iglesia y no fuera. Y dentro de la Iglesia sus ovejas obedecen a los verdaderos pastores, pues saben que no puede haber piedad, si no hay obediencia, ni se puede llegar a la santidad si no es obedeciendo, porque nada aprovechan las demás virtudes, si no es obedeciendo.
     ¿Quiénes son el Dr. Wensdland y el Sr. Heller, así como los obispos y sacerdotes que han hecho alianza con ellos?.


LA CLAVE DE LA SOLUCION DE LA CRISIS ACTUAL, ESTA EN LA UNIDAD DE LOS OBISPOS.
     En el Evangelio de San Mateo, XVIII, 15 y siguientes, encontramos una doctrina que amerita profunda reflexión. Cristo comienza a hablar A LOS FIELES y les dice: "Si tu hermano pecare contra tí, ve y corrígele estando a solas con él. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano. Si no hiciere caso de tí, todavía válete de una o dos personas, a fin de que por la declaración de dos o tres testigos conste toda palabra. Y si no los escuchare, díselo a la Iglesia; pero si ni a la Iglesia oyere, tenlo por gentil y publicano". El siguiente párrafo, no se los dice a los fieles, sino que es muy claro que entonces, se está dirigiendo a Sus Apóstoles: "Os empeño mi palabra, que todo lo que atareis sobre la Tierra, será atado en el Cielo; y todo lo que desatareis sobre la Tierra, será desatado en el Cielo". Evidentemente estas no son palabras dirigidas a los fieles, sino a los Apóstoles a quienes les da autoridad para atar y desatar, lo cual no puede ser dado a todo el pueblo, sino exclusivamente a los Apóstoles. La expresión: "Os digo más" con la que continúa Cristo hablando, significa que lo que va a decir a continuación, se lo dice también a los Apóstoles y no al pueblo en general: "que si dos de entre vosotros se ponen de acuerdo en la Tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en los Cielos. Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy en medio de ellos". Es indudable que allá donde se reúnen dos o más fieles en el nombre de Cristo, está Cristo entre ellos. Pero el sentido mismo de las Palabras del Señor, parecen referirse ESPECIALMENTE a Sus Apóstoles y a sus sucesores. Una cosa es la promesa de la presencia de Cristo que es indudable. Otra cosa es la Palabra comprometida de otorgar todo aquello que se pida en Su nombre. Los fieles o los Apóstoles, o sus sucesores, obtienen la presencia de Cristo cuando en Su nombre se reúnen. ¿A quiénes "les será otorgado" siempre lo que pidieren en Su nombre?, ¿a los fieles, o a los obispos?, ¿no está predicando Cristo la unidad de los obispos?.
     Algunas versiones de la Biblia, eliminan la expresión "Os digo más", que hace parecer la promesa de ser escuchados siempre que se reúnan dos en el nombre de Cristo, a los mismos Apóstoles, lo cual parece en esa forma muy claro. Porque dice, después de darles el poder de atar y desatar: "Os digo más", es decir, a ustedes mismos, a los Apóstoles, les doy otro poder sobre el de atar y desatar: "que si dos de entre vosotros, se unieren entre sí...". A todos, la promesa de Su santísima presencia, a los Apóstoles, la promesa de que todo lo que dos reunidos en Su nombre pidan al Padre, les será concedido.
     Se me podrá decir que Cristo prometió, y esto a todos los fieles: que sería concedido todo lo que en Su nombre se pidiese al Padre. Cierto. Cristo, entonces, no haría más que destacar con fuerza aun mayor, que si los fieles reunidos en Su nombre pueden obtener del Padre celestial lo que pidieren, con mayor razón y antonomásticamente Sus Apóstoles han de obtenerlo. Durante la Ultima Cena Cristo también les dice a Sus Apóstoles (Juan XV, 16): "Todo lo que pidáis al Padre en mi Nombre, os lo conceda". Se entiende en los párrafos anteriores que esto está condicionado a que lo que se pida sea en favor de la Iglesia por que los ha elegido para dar fruto, de tal forma que en favor de esto, todo lo que se pida, sea concedido.
     ¿Y por qué los obispos, sucesores de los Apóstoles, no se han reunido para pedir el fin de esta presente crisis que está haciendo estragos enormes en la Iglesia?, pues porque están divididos. Porque todos están condenando a todos los demás. Algunos, son unos malditos porque no han hecho caso de la ley (Juan VII, 49), otros porque comieron los panes de la proposición cuando tenían hambre, otros porque cortaron espigas en sábado, otros porque atienden a sus propios intereses y sus propias haciendas. ¿Acaso ha llegado el espíritu de embotamiento del que habla San Pablo en su Epístola a los Romanos?, ¿es ya el tiempo de la Apostasía de los gentiles?, ¿por qué vemos un furioso fariseísmo redivivo invadiéndolo todo entre los que se dicen defensores de la ortodoxia?. Se ha perdido la Fe en la iglesia del Vaticano. Los llamados tradicionalistas no tienen caridad. Y si poco han querido reconocer en toda su tremenda y trágica realidad la tribulación actual, mucho menos han actuado ajustados a sus requerimientos.


LAS HEREJIAS DE LOS "TRADICIONALISTAS" .
     1) Ya no es necesario el papa, por lo menos, por ahora, ya que los obispos se bastan para todo. La fe se puede conservar siendo fiel a todo el Magisterio precedente. La sede vacante actual no implica de ninguna manera la urgencia de elegir al papa. Hay muchas cosas que antes de llegar a la elección de un papa, se deben atender y solucionar ya que la elección papal es una cosa grave y delicada para la cual se debe buscar la aprobación y confianza de los fieles.
     2) En el cisma, todos los
Sacramentos que se administran son perfectamente válidos.
     3) Los simples sacerdotes
pueden administrar válidamente por la necesidad actual los Sacramentos reservados a los obispos, sobre todo si de estos reciben aprobación.
     4)    El Sacramento del Matr
imonio, es invalido administrado por los modernistas.

     5) Se debe ver como Iglesia Católica verdadera, a todas las comunidades, aun aisladas, que dicen la Misa de San Pío V, administran los Sacramentos como acostumbró siempre la Iglesia y condenan a los herejes del Vaticano. Todas estas comunidades, se creen verdaderos miembros del Cuerpo místico de Cristo, pero olvidan que el Cuerpo místico de Cristo, es una sociedad visible, con una cabeza y con unidad de gobierno. Ni tienen unidad de gobierno, y son un cuerpo, si acaso lo llegan a formar, lo cual tampoco existe, descabezado, es decir, muerto. El Cuerpo místico de Cristo no es un cuerpo descabezado sino vivo cuya vitalidad la recibe de la cabeza.
     6) Se es ortodoxo y verdadero católico, si se pertenece a una de estas comunidades y se predica la unidad y la necesidad del papa, aunque se permanezca en el cisma. Es decir, que se rehusa creer en la eficacia práctica de la verdad. Se afirma en teoría y se obra en contra. Esta es una traición de los principios, que se niegan en los hechos.
     7) Es lícito permitir dobles, triples y aun más ordenaciones o consagraciones episcopales bajo condición, si hay cualquier duda, aun no fundamentada, aunque se trate de un escrúpulo solamente, o, porque sobre todo, esa duda puede causar escándalo en los fieles.
     8) Un obispo consagrado, puede libremente permanecer aislado, aun de su obispo consagrante, si así lo cree conveniente para el bien de la Iglesia o para el bien de su comunidad. Su episcopado es principalmente para la conservación de la sucesión apostólica, la Misa, los Sacramentos y para el bien de las almas.
     9) Cualquier obispo puede seleccionar con libertad con qué obispos ha de hacer alianza y con cuáles no. El se reserva juzgar a los otros obispos en la forma que crea más conveniente para el bien de la Iglesia.
     10) El papa solamente es infalible cuando ejerce su magisterio extraordinario, y fuera de este caso, puede enseñar y llevar al error a la Iglesia.
     11) Pueden haber sacerdotes que se declaren independientes de su obispo o de los demás obispos por alguna causa que considere grave, y en este caso, administra todos los Sacramentos válidamente.
     12) La comunicación entre las comunidades es opcional y puede estar regida por las costumbres propias o de la comunidad a la que se pertenece.
     13) La ayuda y la asistencia material y espiritual entre las comunidades, es opcional y se adapta a las normas propias y convenientes de la comunidad a la que se pertenece.
     14) La ayuda material o espiritual, así como la comunicación, puede ser suspendida con otras comunidades lícitamente, si se determina en alguna forma que pueden ser perjudiciales o inconvenientes para la propia comunidad.
     15) La doctrina enseñada por la Iglesia sobre la extrema necesidad, se ha de entender según la conveniencia o la opinión de cada sacerdote u obispo que conozca el caso.


     No todas las comunidades siguen la totalidad de estos postulados, pero, acá y allá, en conjunto, son los principales que todas siguen. Desafortunadamente todas están de acuerdo en seguir los más graves como el de la inutilidad por lo menos temporal del papa. La "Iglesia" tradicionalista es un cuerpo sin cabeza.
     El error es al entendimiento, lo que es el veneno al cuerpo humano. ¿Dónde estarán los siete mil fieles reservados como en el tiempo del profeta Elias?.
     Los tradicionalistas han caído sin muchos darse cuenta en un monstruoso engaño de varias cabezas al que hombres perversos los han arrastrado:
     PRIMERO. Después del gran desconcierto que vino luego de la apostasía de la jerarquía vaticana cuya figura jurídica comenzaba a existir desde la firma de los documentos heréticos del famoso Concilio Vaticano II, el 7 de diciembre de 1965 que fueron propuestos al pueblo católico para ser creídos como si fueran doctrina católica, se decidió con toda razón que era necesario, pasando sobre la letra de la ley canónica, consagrar obispos. Lo justificaba plenamente la extrema necesidad y esto era cierto, pero se ocultó una cosa esencial. Pasar sobre la letra de la ley está justificado para solucionar el problema principal por el cual se ha dado la situación de extrema necesidad. Nadamás. Si se obra en razón de motivos consecuentes o secundarios, se es reo indiscutiblemente de las condenas que implica la violación de la ley escrita. Se dijo que era urgente la conservación de la sucesión apostólica en peligro porque los cambios de ritos nuevos puestos en circulación para las ordenaciones de sacerdotes eran segurísimamente dudosos y para las consagraciones episcopales, segurísimamente inválidos. Pero igualmente resultaba que los ritos para la ordenación de sacerdotes resultaran válidos, aun con los cambios modernistas, pues si los ritos para consagrar obispos eran seguramente inválidos, la Iglesia no tendría más sacerdotes. Se han escrito tratados y estudios magistrales sobre el particular. Igualmente, se les dijo que la consagración de obispos, podría conservar la Misa también en peligro, así como todos los Sacramentos, y todo esto para el bien de las almas. ¿Quién puede negar con estos argumentos la licitud de pasar sobre los cánones 2,370 y 953?. Evidentemente se logró una aprobación general. PERO, SE OCULTO ALGO. NINGUNA DE ESAS RAZONES JUSTIFICABAN PASAR SOBRE LA LETRA DE LA LEY, porque aunque eran razones gravísimas, eran secundarias, consecuentes y proporcionaos al problema principal. ¿Y cuál era el problema principal?, LA DESTRUCCION DEL COLEGIO APOSTOLICO EN MEDIO DEL CUAL DEBE ESTAR SENTADO PEDRO, como el primero de ellos, de forma que así exista la unión jurídica requerida por derecho divino, para que se de la unidad de ese Colegio Apostólico, puesto que si no está Pedro sentado en medio de los obispos como el primero, elegido por ellos mismos, la unión es inexistente. Ese Colegio Apostólico, así constituido, era la base inexpugnable de todo el edificio, sobre el que se debía reconstruir la Iglesia demolida.
     Comenzaron, entonces, las consagraciones episcopales para la conservación de la sucesión apostólica, para la conservación de la Misa, de los Sacramentos, de la Doctrina, y para bien de las almas, pero no hubo la intención de la unidad de los obispos y mucho menos la de la elección de Pedro que son el motivo principal, el cual, una vez solucionado, son solucionados también todos los motivos consecuentes o secundarios. Porque es innegable que se puede conservar la sucesión apostólica cuando se consagran obispos válidos, prescindiendo de la unidad, pero prescindiendo de la unidad no se reconstruye la Iglesia, porque en una forma se tendrían obispos ilegítimos, aunque válidos, y no verdaderos vicarios de los Apóstoles, y en la otra, verdaderos vicarios de los Apóstoles.
     La consagración de los obispos que comenzó a hacerse en esta forma de ninguna manera comprometió a los así elevados a la unidad, ni siquiera con el obispo consagrante y mucho menos con los obispos unidos al obispo consagrante a quienes con frecuencia se condenaba, porque lo único que la gran mayoría estaba buscando, eran las ORDENES VALIDAS Y    LA DIGNIDAD EPISCOPAL, nadamás.
     Entonces la Iglesia, en vez de ser favorecida, como parecía y debió de haber sido, fue arrojada a una crisis mayor, a la atomización más brutal, a la enemistad entre todos y a la anemia. Y desde luego a la casi completa imposibilidad de la unidad para que así fuera posible sostener una lucha contra la embestida de los herejes y de los enemigos de Cristo.
     SEGUNDO. Esto indudablemente trajo una grave consecuencia de la que muchos hasta hoy no se han dado cuenta: EL CISMA que trajo las contiendas que son "terrenas, naturales y demoníacas" (Ep. Sant. III, 15).
     Y como no se pueden curar las enfermedades que antes no se conocen suficientemente, o se quieren reconocer, la Iglesia seguirá sumida en la horrenda crisis hasta que sus hijos se desprendan de sus pasiones, de sus personales intereses y del manipuleo al que los sujetan laicos y sectas poderosas que tienen sus intereses puestos en cosas diversas, pero no en los de Cristo.
     El Derecho Canónico define qué es un cismático: "...si rehusa someterse al Sumo Pontífice o se niega a comunicar con los miembros de la Iglesia que le están sometidos, es cismático" (Can. 1325, 2). La figura jurídica indudablemente se tiene claramente, primero, en la negativa contundente e irracional de reunirse los obispos para elegir al que será el primero de ellos. Segundo, porque continúan aislados, autónomos, creyéndose cada uno el único puro y ortodoxo y condenando a todos los demás. Atienden exclusivamente sus intereses particulares: su comunidad, su secta, su grupo, pero con un espíritu ejidal y no universal porque no les importa el mundo católico exterior, ya que tal vez hasta se crean los salvadores de la Iglesia de quien saldrá la salud para salvarla. Es claro, entonces, que ellos son el paradigma, todo lo exterior es basura. Nadamás que esta situación se ha alargado por más de cuarenta años y no se ve por el horizonte ninguna posibilidad de que surjan los "puros" y los "dignos" para que pueda hacerse la elección del padre común. La sede vacante más larga de la historia fue de cuatro años durante el tiempo de las catacumbas. La Iglesia era furiosamente perseguida. Hoy la tenemos desde 1958, y los mismos hombres de la Iglesia son los que se han negado a elegir al papa. ¿Será que piensen ilusamente que esta crisis actual, agravándose constantemente, agotando a los fieles, aumentando la división y las diferencias, permitirá en algún momento momentos más propicios?. ¿Hasta qué grado ha llegado ya la tozudez, la estupidez, la soberbia, la miopía, la ignorancia, la incongruencia?. ¿Serán tan cortos de entendederas que no saben que EN LA TEMPESTAD, LA URGENCIA DE SALVACION ES LA QUE IMPERA LOS MEDIOS DE SALVAMENTO, y que para solucionar esta crisis, NO TODOS LOS MEDIOS JURIDICOS SON LOS MEDIOS CANONICOS?. Cuando hay un orden jurídico completamente destruido y existe imposibilidad completa para seguir la ley canónica, ¿para qué están los obispos que son vicarios de los Apóstoles?, ¿están pintados, acaso, solamente, o todavía conservan el poder de atar y desatar que Cristo les dió próxima y directamente?. ¿Llega a tanto el fariseísmo actual que los mismos obispos se van a ver impedidos para actuar, si la letra de la ley se los impide?.
     Es blasfemo poner el derecho natural en contradicción con el derecho divino positivo. Ambos tienen el mismo Autor por lo que no pueden entrar en colisión. Dios no hizo al hombre para el sábado, sino el sábado ha sido hecho para el hombre (Marc. II, 27). Si el descanso del sábado pudiera ser en alguna forma nocivo para el hombre, se debe de abandonar y puede trabajar para su propio beneficio. ANTES HA DE PERECER EL SABADO QUE EL HOMBRE. LA NECESIDAD SUBORDINA LA LETRA DE LA LEY. Hay que interpretar siempre la ley conciliándola con los derechos que la naturaleza concede a todo hombre, o en relación a sus necesidades espirituales. Por ese motivo, el Rey David come los panes de la proposición, o los apóstoles cortan espigas en sábado. Porque tienen hambre. Y están en su pleno derecho aun contra la ley escrita. Por eso Pío XII, por la necesidad permite que en Alemania se ordenen hombres casados. O durante la crisis actual, obispos por la necesidad hayan ordenado e incluso consagrado obispos casados. La necesidad les da todo el derecho a hacerlo contra la letra de la ley. Sujetar en la necesidad a un vicario de los Apóstoles e impedirle actuar porque la letra de la ley así lo dice, es obrar contra la norma evangélica. ES FARISEISMO. Es oponerse a la autoridad que Cristo le entregó. "No puedes en la necesidad ejercer tu derecho de atar y desatar, porque la letra se opone a tu autoridad". ¡Qué es esto!. Y ¿quién es ese que está negando ese derecho sacratísimo al que es maestro y juez en la Iglesia?.
     Si las leyes escritas por Pío XII para la elección del papa, por la necesidad no se pueden cumplir, ¿no están allá los obispos para proporcionarse al primero del Colegio Apostólico?, ¿no obrarán como convenga a la Iglesia, aunque ajustándose SOLO EN LO POSIBLE a la ley papal?. ¿No son ellos los electores natos, por derecho divino, aunque por ley pontificia sean los cardenales?.
     Pero todos los obispos, han renunciado a restaurar a la Iglesia. Y la prueba es indubitable. La jerarquía, el Colegio Apostólico no se ha restaurado, PORQUE NO LO ESTAMOS VIENDO, porque ellos se han negado a hacerlo. Esto no necesita ninguna comprobación. La evidencia no necesita comprobación. Y por eso son cismáticos. La renuncia a restaurar, trae consecuente, inseparable y automáticamente el cisma y con él todas las penas anejas. Se pierde el mandato legítimo para dispensar los Sacramentos, en unos casos, y la jurisdicción para administrarlos válidamente, en otros casos.
     Ante una evidencia tan clara, que consta tan solo abriendo los ojos, y que sin embargo, ellos niegan tan obstinada y torpemente, solamente porque de palabra predican la unidad y la necesidad del papa, no hay forma de no calificarlos como cismáticos. Tienen un espíritu cismático incorregible y ciego. ¿Qué se puede hacer ante quien dialoga de la siguiente manera?: Ud. es un cismático. Contesta: no lo soy. Creo en la unidad de la Iglesia y en la autoridad del papa. Pero ni usted ni nadie de ustedes están unidos ni quieren elegir al papa. ¿Qué responde a esto?. O también: Ustedes no administran válidamente el Sacramento de la Confesión porque son cismáticos. Contesta: todos los Sacramentos que administramos son válidos. ¿Cómo puede ser esto si no quieren elegir al papa ni están unidos entre ustedes?. Contesta: Por la necesidad la Iglesia suple. Y así justificándose aplicar las reglas de la extrema necesidad exactamente donde no pueden ser aplicadas, es decir, en donde les da la regalada gana, pregúnteles por otros que han pasado sobre la letra, por la extrema necesidad, allí donde sí pueden ser aplicadas esas reglas. ¡Oiga, entonces, lo que dicen de todos los demás y comprobará que su lenguaje supera a veces al de los fariseos y la crueldad con la que tratan a sus hermanos, es verdaderamente vergonzosa!.
     Cristo es el Autor de todos los Sacramentos, y es el Ministro primordial o principal. El papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos, cuando administran algún Sacramento e incluso los laicos cuando en la necesidad bautizan, SON SOLAMENTE LOS MINISTROS SECUNDARIOS. No es lo mismo ser ministro primordial o principal que ministro secundario. No es lo mismo ser ministro ordinario que ministro extraordinario. Que no se confunda esto. Los ministros de la Iglesia, pueden ser ministros ordinarios, como es el obispo para el Sacramento de la Confirmación o el Sacerdote para el Sacramento eucarístico, PERO NUNCA SON MINISTROS PRIMORDIALES, pues quien bautiza, confirma, consagra el Cuerpo y la Sangre, es SOLO CRISTO, que se vale de los hombres. Pero, para administrar los Sacramentos, unos lícitamente y otros válidamente, NECESARIAMENTE se debe estar DENTRO DE LA ESTRUCTURA SOCIAL VISIBLE DE LA IGLESIA. Dentro de la estructura piramidal que comienza con el papa y termina con el pueblo fiel. NECESARIAMENTE, por ejemplo, para administrar el Sacramento de la Confesión válidamente, se debe estar sometido a Pedro, PORQUE EL PODER DE JURISDICCION DE PEDRO, LO VOY A USAR EN SU NOMBRE de forma que yo absuelva válidamente. Estar sometido a Pedro, no es predicar la doctrina de su jurisdicción, o de la necesidad de esa jurisdicción para confesar válidamente, o decir que Pedro es necesario, ni nada que sea de dientes para afuera y no se vea traducido en OBRAS Y HECHOS. Es decir, tenerlo FISICAMENTE gobernando el Cuerpo social de la Iglesia, el Cuerpo VISIBLE de la Iglesia, o en sede vacante, proceder INMEDIATAMENTE, sin ningún pretexto a elegirlo, según la misma Iglesia ha ordenado severa y gravísimamente. Obispos o sacerdotes volando como pájaros, independientes, autónomos, soberbios, rebeldes, no tienen jurisdicción, porque obrarían así en nombre propio. Y el ministro que obra en nombre propio, hace una acción profana y no sagrada, como dice el Padre Arturo Devine, Pasionista, en LOS SACRAMENTOS EXPLICADOS. Los obispos tienen una autoridad inmensa y han sido elevados a una altura "casi de vértigo" como decía Pío XII de los sacerdotes en su discurso en la inauguración del Pontificio Colegio Americano del Norte, un 15 de octubre de 1953, PERO, no son independientes. Deben estar estrecha y esencialmente ligados a Pedro y deben estar unidos a los demás obispos. Porque PEDRO EJERCE SU PODER DE JURISDICCION A TRAVES DE LOS OBISPOS, y porque es de derecho divino, que ellos deben ejercer su poder en LA UNIDAD DEL COLEGIO APOSTOLICO. La Iglesia no es un club deportivo al cual entro y puedo seleccionar con quién jugar y con quién no. Están equivocadísimos si creen que todos esos poderes que tienen dentro de la estructura social y visible de la Iglesia, los conservan en la autonomía, en la independencia, siendo excluyentes y juzgando viciosamente a todos los demás. Se atreven a juzgar a los vicarios de los Apóstoles que en la Iglesia son maestros y jueces. ¡Sólo ellos son puros!. Y los sacerdotes que se han dado cuenta de esto, corren el gravísimo peligro de irse también a ser cismáticos, por cuanto si ya hablaron suficientemente con sus obispos y no quieren entender, no pueden pasarse toda la vida con aquello de "más puede un tonto negando que San Agustín probando". Porque la reconstrucción de la Iglesia es de extremada urgencia y cosa primordial si se quiere ser fiel a Cristo. Todos esos obispos independientes, es cierto, tienen la forma, pero no tienen el espíritu, como decía San Agustín.
     Para brincar esta dificultad, se ha llegado a decir que los sacerdotes, a quienes se les da el poder de orden y el poder de jurisdicción, siempre administran todos los sacramentos válidamente y en ningún caso pierden este poder. Es verdad lo que se dice, pero es falsísimo el espíritu y la intención con la que se dice. Es cierto que el sacerdote nunca pierde ninguno de los dos poderes que se le han dado, pero él podría estar IMPEDIDO para ejercer esos poderes. Sería bueno que se pusieran a estudiar la Teología de los Sacramentos. Si a un sacerdote se le substrae el pan y el vino que necesita para oficiar la santa Misa, aunque tenga el poder y no lo haya perdido, no puede decir la Misa, porque le han substraído LA MATERIA. Pues en igual forma, un sacerdote que no pierde el poder de las llaves en ninguna forma, es cierto, puede verse IMPEDIDO para absolver, si se le substrae LA MATERIA PARA EL SACRAMENTO QUE ES EL FIEL EN CUANTO SUBDITO. El fiel en cuanto subdito, solamente lo puede tener, DENTRO DE LA ESTRUCTURA VISIBLE Y SOCIAL DE LA IGLESIA. Es decir, Pedro a la cabeza, rodeado del Colegio Episcopal UNIDO ENTRE ELLOS Y CON PEDRO, y luego todo lo demás. Pensar que los sacerdotes, porque pertenecen a una comunidad, por grande que sea, o a un grupo, o a una secta, "de sus pistolas" y simplemente porque son sacerdotes, absuelven siempre a los fieles, es creer en un grave error. Y predicarlo es una gravísima herejía que lleva al cisma y a la desintegración de la Iglesia en facciones. El poder de jurisdicción no es algo nominal que significa el poder absoluto para absolver. Tener jurisdicción, significa que el fiel es subdito y el sacerdote tiene poder para juzgar y luego absolver. En el cisma, fuera de la estructura de la Iglesia, no existe el poder de jurisdicción que Cristo entregó a Su Iglesia unida. Nadie lo tiene. Y un sacerdote con el poder de las llaves, fuera queda impedido para ejercer ese poder. Lo mismo sucede a los obispos y no están excluidos de esto. Negándose a la unidad con los demás obispos, POR EL MOTIVO QUE SEA y negándose a sujetarlo al Sumo Pontífice, o negándose a reunirse con los demás para elegirlo, son cismáticos y pierden el poder de jurisdicción, aunque no pierdan nunca el poder de las llaves. ¿Es tan difícil comprender esto?. Voy a decir qué es lo que pasa. Que no se quiere entender, para seguir cada quien haciendo lo que se le pega la gana.
     Si ellos son tan escrupulosos al requerir ordenes válidas, ya que cualquier duda, a veces no bien fundamentada, los ha llevado al sacrilegio de repetir dos, tres y hasta más ordenaciones o consagraciones bajo condición, ¿no es extraño que no tengan escrúpulos en cuanto a la validez de los Sacramentos que administran y estén asegurando que en el cisma y en la acefalia, siempre administran válidamnte todos los Sacramentos?. ¡ESTAN ENGAÑANDO A LOS FIELES Y SE ESTAN ENGAÑANDO ELLOS!.
     Hay hombres dedicados por sistema a desorientar, a aumentar la confusión a introducir en las mentes honestas el error. "No todos los herejes se encuentran en toda la Tierra, pero, sin embargo, hay herejes en toda ella. Unos aquí, otros allá, en ninguna parte faltan, aunque no se conozcan unos a otros... Diversos en los diversos lugares, como engendrados por una sola madre, la soberbia, del mismo modo que una sola madre, la Iglesia Católica engendró a los fieles cristianos repartidos por todo el mundo. No es pues de admirar QUE LA SOBERBIA ENGENDRE LA DISCORDIA, PUESTO QUE LA CARIDAD ENGENDRA UNIDAD" (Sermón 46, San Agustín) .
     El Papa Pío IX en un Breve al Círculo Católico de Milán, en 1873, les dijo: "...hay quienes parecen andar de acuerdo con nuestros enemigos y se esfuerzan por establecer una alianza entre la luz y la tiniebla, un acuerdo entre la justicia y la iniquidad... tal como si no estuviera escrito que nadie puede servir a dos señores. Ahora bien, estos son ciertamente más peligrosos y más funestos que los enemigos declarados, YA PORQUE SECUNDAN SUS ESFUERZOS SIN SER NOTADOS, y quizás sin darse cuenta ("sin darse cuenta" dice Pío IX. Tal vez sin culpa. Pero dice el Papa: MUY PELIGROSOS. Conozco el caso de tres obispos en estas condiciones.) ya porque manteniéndose justo en el último límite de las opiniones condenadas formalmente, MUESTRAN UNA CIERTA APARIENCIA DE INTEGRIDAD Y DE DOCTRINA IRREPROCHABLE, seduciendo así a los amantes de la conciliación y engañando a la gente honesta, que se rebelaría contra un error declarado. De esta suerte, dividen los espíritus, DESGARRAN LA UNIDAD Y DEBILITAN LAS FUERZAS QUE SERIA PRECISO REUNIR PARA EMPLEARLAS CONTRA EL ENEMIGO...".


¿Y CUAL SERIA EL CAMINO A SEGUIR EN LA PRESENTE SITUACION?.
     Sólo la unidad que ha de venir "principalmente, de una gran efusión de caridad" como decía León XIII en su Encíclica RERUM NOVARUM. Pero esto depende de la voluntad de los hombres, contrariamente a lo que dice el Dr. Wendland y publica el Sr. Heller, que la voluntad de los hombres en esta situación no tiene ningún valor en su artículo no solamente hereje sino subversivo. Si los obispos estuvieran unidos, no solamente se lograría una inmensa lista de beneficios materiales y espirituales, sino que, individuos como los de la revista EINSICHT, no podrían hacer daño, o por lo menos todo el que han hecho, teniendo para todo el camino expedito.
     Pero el mayor bien que se lograría de la lista de beneficios espirituales sería la salvación de la Iglesia y el comienzo de la verdadera lucha hacia la recuperación del Colegio Apostólico en medio del cual esté sentado Pedro.

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