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lunes, 25 de agosto de 2014

Visita al Santísimo Sacramento

Modo de Ofrecer la Visita
DEL SANTISIMO SACRAMENTO
para Ganar las Indulgencias de las Cuarenta Horas.

     SEÑOR, deseo ganar las indulgencias concedidas por los Sumos Pontífices y demás Prelados de la Iglesia a los que os visitan expuesto en este santo ejercicio; por esto os ruego por la exaltación de nuestra santa fe católica, paz y concordia entre los príncipes cristianos, extirpación de las herejías, salud y acierto en el gobierno de la Iglesia al Sumo Pontífice y demás Prelados de ella, a cuyos fines os ofrezco esta
ACCION DE GRACIAS
Te Deum Laudamus

     A TI, Dios, te alabamos; a Ti, Señor, te confesamos.
     A Ti, Padre Eterno, toda la tierra te venera.
     A Ti, todos los ángeles; a Ti, los cielos y todas las potestades.
     A Ti, los querubines y serafines te aclaman sin cesar: Santo, Santo, Santo, es el Señor Dios de los ejércitos. Llenos están los cielos y la tierra de la grandeza de tu gloria.
     A Ti, el glorioso coro de los Apóstoles.
     A Ti, el loable número de los Profetas.
     A Ti te alaba el inocente y numeroso ejército de los mártires.
     A Ti la Iglesia santa te confiesa en todo el mundo, Padre Eterno de inmensa majestad.
     Y a tu adorable, verdadero y único Hijo, engendrado en la substancia del Padre.
     Y también al Espíritu Santo consolador, que procede del Padre y del Hijo.
     Tú, ¡oh Christo!, eres el Rey de la gloria.
     Tú eres el Hijo eterno del Eterno Padre.
     Tú, para librar al hombre, te humanaste, y no te desdeñaste de encarnar en el vientre de una Virgen.
     Tú, después de haber quebrantado el aguijón de la muerte, abriste a los creyentes al reino de los cielos.
     Tú estás sentado a la diestra de Dios, en la gloria del Padre.
     De donde creemos que vendrás como juez a juzgar a vivos y muertos.
     Por tanto, te rogamos, Señor, que socorras con tu asistencia a tus siervos, que has redimido con tu preciosa sangre.
     Haz que seamos del número de tus Santos en la gloria eterna. Salva, Señor, a tu pueblo, y bendice tu heredad.
     Y rígelos y ensálzalos eternamente.
     Todos los días te bendecimos, y alabamos tu nombre eternamente y por los siglos de los siglos.
     Dígnate, Señor, preservarnos de caer este día en pecado.
     Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad de nosotros.
     Descienda, Señor, sobre nosotros tu misericordia, porque en Ti hemos puesto nuestra esperanza.
     En Ti, Señor, espero no ser jamás confundido. Amén.

Himno de Santo Tomás de Aquino

     Adorote, mi Dios, devotamente oculto en ese cándido accidente; a Ti mi corazón está rendido, y contemplando en Ti desfallecido.
     La vista, el tacto, el gusto se equivoca, el oído al acento fiel provoca; creo firme y constante cuanto dijo la verdad infalible de Dios Hijo; en la cruz la Deidad estaba oculta, aquí aun la humanidad amor sepulta.
     Uno y otro creyendo y confesando, pido lo que el ladrón pidió penando.
     Como Tomás, la llaga no percibo, mas por Dios te confieso eterno y vivo; haz que a Ti crea siempre más constante, en Ti espere y te sea fino amante.
     ¡Oh excelso memorial de tu tormento, pan vivo que a los hombres das aliento, concédele que mi alma de Ti viva, y tu dulce sabor siempre perciba!
     Con tu sangre, Pelícano sagrado, lávame de las manchas del pecado, pues una sola gota es suficiente para salvar al mundo delincuente.
     ¡Oh Jesús, que con velo ahora te miro! Hágase lo que tanto yo te pido, para que sea al verte claramente en la gloria dichoso etenamente.
     Amén.

ORACIÓN
Para Pedir la Bendición del Santísimo Sacramento.

     DIVINO Salvador de nuestras almas, que os dignasteis dejarnos vuestro precioso cuerpo y sangre en el Santísimo Sacramento del altar: yo os adoro con un profundo respeto, y os doy humildes gracias por todas las mercedes que nos concedéis, y por ser Vos la fuente de todas las bendiciones, os suplico encarecidamente las derraméis hoy sobre mí y demás por quienes tengo intención de rogaros.
     Mas para que nada paralice el curso de estas bendiciones, arrancad de mi corazón cuanto os desagrada, ¡oh Dios mío! Perdonadme mis pecados, aborrézcolos sinceramente por vuestro amor; purificad mi corazón, santificad mi alma; bendecidme, Dios mío, con una bendición igual a la que recibieron vuestros discípulos cuando os separasteis de ellos para subir al cielo. Bendecidme con una bendición que me mude, me consagre y me una perfectamente a Vos, y que, llenándome de vuestro espíritu, me sea desde esta vida una prenda segura de la que preparáis a vuestros escogidos.
     Os lo pido en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
R.P. Donadoni, S.J.
EL DEVOTO DEL PURGATORIO

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