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viernes, 31 de octubre de 2014

Tres Credos a la Santísima Trinidad

     Pidiendo una buena muerte y nos libre de los males que se expresan en los ofrecimientos.
Dios y supremo Señor, 
Rey de los cielos y tierra: 
del hambre, la peste y guerra 
líbranos por tu amor.

A Dios Padre
     Creo en Dios Padre, etc.
     Suplico, Dios Padre, me libres de muerte súbita y desapercibida y de pecado mortal; haz que sea auxiliado con los Santos Sacramentos y buena disposición.

A Dios Hijo
     Creo en Dios Padre, etc.
     Suplicóte, Dios Hijo, Criador y Juez, ordenes mi vida de manera que te dé buena cuenta de ella cuando me la pidas.

A Dios Espíritu Santo
     Creo en Dios Padre, etc.
     Suplicóte, Dios Espíritu Santo, me des gracia santificante hasta la muerte, y me libres de las penas del infierno. Amén.
     Dios Padre, yo te ofrezco mis pensamientos buenos: haz que todos lo sean. Dios Hijo, yo te ofrezco mis palabras buenas: haz que todas los sean. Dios Espíritu Santo, yo te ofrezco mis obras buenas: haz que todas lo sean. Bendita y alabada sea la Santísima Trinidad, que crió a María Santísima para tanto bien y remedio nuestro. Amén.

Ofrecimiento
     Altísima Trinidad, Dios y Señor mío: conozco que nada soy, que nada tengo ni me es posible tener: sólo lo que tu divina Majestad me ha dado y quiera concederme. De todo te doy infinitas gracias y alabanzas, y me ofrezco todo tuyo por tu esclavo ahora y siempre prometiendo estar a tu voluntad santísima en esta vida, hasta ir a cantar tus misericordias en la gloria. Amén.

Acto de Sumisión
     Dios mio, venerando profundamente los designios de tu Providencia, dejo a tu disposición mis bienes, mis esperanzas, mi honra, mi salud, mi vida: cuanto poseo, cuanto amo, cuanto necesito y cuanto soy, humildemente resignado en todo a su voluntad santísima; sólo te pido y espero de tu infinito amor, como mi Dios, mi Criador, mi Bienhechor y mi Padre, que te dignes concederme los auxilios de tu divina gracia para que lleve con modestia la prosperidad, con paciencia las adversidades, con fortaleza las tribulaciones, y que, cumpliendo puntualmente en cualesquier estado y condición tus preceptos en la tierra, merezca acompañarte y bendecirte por toda la eternidad entre los bienaventurados en el cielo. Amén.

Jesús en el Santísimo Sacramento
     ¡OH divino Jesús, solitario por las noches en tantos tabernáculos, sin quien te visite ni adore! Yo te ofrezco mi solitario corazón, y deseo que cada una de sus pulsaciones sean otros tantos actos de amor tuyo. Tú estás siempre vigilando bajo los velos sacramentales; tu amor nunca duerme, y jamás te cansas de cuidar a los pecadores.
     ¡Oh amante Jesús, oh solitario Jesús! ¡Ojalá mi corazón fuese una lámpara cuya luz brillara y despidiera rayos de amor para Ti solo! Vela sacramental Centinela; vela por el dormido mundo, por las almas extraviadas y por tu pobre y solitaria hija.
     “Yo conozco que los sufrimientos presentes no pueden ser comparados con la gloria venidera que nos será revelada.” (San Pablo)
     Paciencia por hoy, alma mía. El día de mañana será como Dios quiera; entretanto, hagamos su santa voluntad. El día de ayer pasó ya, y todo lo que he sufrido pasó también; nada quedó sino el mérito ganado, si he sufrido mis sufrimientos con mérito. Después de todo, los días son muy cortos.
     Mi Dios, yo no puedo menos que ofrecerte los afectos, los sufrimientos y las fatigas de un corto día.
      ¡Ojalá, mi divino Maestro, que lo que yo tengo que padecer en él sea por tu amor! Amén.

Oración a la Preciosa Sangre de Cristo
     Santísimo Padre Eterno, yo te ofrezco la preciosísima Sangre, vida Pasión y muerte de tu santísimo Hijo, en satisfacción de todos los pecados y penas que por ellos temo y he merecido; lo mismo te ofrezco por cada uno de mis hermanos los pecadores por Él redimidos, y ofrezco también las virtudes, penas y amarguras de María Santísima y de todos los Santos por cada una de las almas del Purgatorio, Señor, por todo esto danos el perdón y la paz, y líbranos de los enemigos de tu Iglesia. Amén.

ORACION
A la Preciosa Sangre de Cristo por la Conversión de los Pecadores
     SANTISIMO Padre Eterno, yo te presento la Sangre preciosa de Nuestro Señor Jesucristo, su tierno y amante Corazón, su santísima vida, Pasión y muerte, los méritos de María Santísima y su purísimo Corazón, y hago intención de hacerte este ofrecimiento tantas veces cuantas gotas de agua tiene el mar, arenas la tierra, hojas las plantas, estrellas el firmamento, criaturas el universo, átomos el sol, y otras tantas cuantas te la han ofrecido las almas justas en la tierra y los bienaventurados en el cielo, y te ofrezco y presento estos infinitos méritos por todas las necesidades presentes, enfermos, caminantes, navegantes y cautivos; por nuestro Santísimo Padre el Papa, por los que nos gobiernan, por todos los príncipes cristianos, por los que están en pecado mortal, y en alivio y descanso de las benditas almas del Purgatorio. Amén.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
     RENDIDO a vuestros pies, ¡oh Jesús mío!, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que, generoso, concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven. ¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! ¡Mirad que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas para luz yagonizantes, guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos, y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro en mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males; auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón; Vos lo alentasteis y convidasteis cuando con tan tiernos acentos dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: “Venid a Mí... Aprended de Mí... Pedid... Llamad.” A las puertas de vuestro Corazón vengo, pues, hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, ¡oh Señor!, firme, formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.
     Aquí rezará tres veces el Padrenuestro, Avemaría y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, Cruz, Corona y Herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a la beata Margarita de Alacoque.

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